Saturday, January 24, 2015

¿Eso no importa?

Papelito habla” es un dicho usado, por ejemplo, para indicar la importancia de contar con la prueba textual de lo dicho o lo pactado, y para referencia de quien necesite, en todo tiempo, hacer constar o verificar aquello dicho o pactado. Lo textual importa, y mucho. Por ejemplo, llegado el momento de hacer valer la voluntad de un recién fallecido y registrar el nuevo titular de cada posesión legada, aún se requiere contar con el texto testamentario donde dicha voluntad haya sido claramente expresada y avalada ante un funcionario público o notario oficial. Reitero, lo textual importa, y mucho; aun si el medio no fuese papel y tinta sino audio y video digital.

Además, la interpretación de lo que el texto “habla” es de similar importancia pues requiere de no pocas consideraciones, como comenté en ¿Textos que hablan? Un mínimo de destreza interpretativa y profesional es requerida aun si se cuenta con una sola versión del texto a interpretar, cuánta más destreza resulta necesaria si, por el contrario, se cuenta con múltiples versiones del texto, todas con diferencias entre sí; más aún si esas diversas versiones datan de hace quince o veinte siglos y cuya redacción ocurrió en las condiciones culturales de ese pasado distante. Eso precisamente es el caso de todo texto antiguo que sobrevive a la fecha; por ejemplo, el grupo de textos remotos conocido como Nuevo Testamento.

Lo que un texto antiguo podría “hablar” ante nosotros en el presente no está por completo claro y preciso como para hacer afirmaciones incuestionables de lo que los autores querían comunicarle a su remota audiencia, mucho menos como para hacer esas afirmaciones sobre si esos mismos autores intentaban comunicar algo a la gente del presente. Aun así, por ejemplo, algunos fanáticos del Nuevo Testamento insisten en la poca relevancia de las condiciones históricas en las que llegan esos textos al presente. Una sorprendente conclusión de ese fanatismo ante las dificultades textuales de los pasajes sobre los que pretenden basar sus creencias y opiniones es: “eso no importa.

¿Eso no importa? Si eso no importara entonces no habría necesidad de facultades universitarias donde se estudia religión comparada y donde año con año se investigan textos antiguos, donde disertaciones doctorales son elaboradas y debatidas acaloradamente, y donde lo relevante no es la simple creencia o la convicción sino el constante esfuerzo para descartar lo falso o para buscar lo real del pasado distante.

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