Thursday, July 10, 2014

¿Qué creemos leer?

Leer un texto y lograr una interpretación de lo que se lee. ¿Acaso eso es el resumen de un aspecto capital de los sistemas educativos en la cultura humana? La introducción a un tema, por ejemplo, religión o economía, suele consistir en familiarizarse con las interpretaciones más comunes que otros han hecho de algunos textos notables sobre tal tema. Esas interpretaciones comunes dan forma, en parte, a nuestras propias opiniones del tema en cuestión. Sin embargo, como parte del proceso de madurez de una persona, y en función de su madurez interpretativa, esas interpretaciones comunes suelen ser cuestionadas ante la luz de una indagación propia y una lectura directa de los textos fuente de las nociones prevalecientes.

La destreza en crítica textual, entonces, se hace muy relevante para ese proceso de maduración interpretativa; tanto más relevante cuando se han constatado las condiciones textuales de las obras consideradas fundacionales para algunas teorías religiosas o económicas –siguiendo con los mismos ejemplos.

Las condiciones textuales en las que nos llega el Nuevo Testamento, o en las que nos llega Economía y Sociedad, de Max Weber, no son condiciones como para justificar certezas interpretativas sino para ejercer la crítica textual individual. ¿Qué leemos en cada caso? Para el Nuevo Testamento, ¿leemos las palabras de una deidad o las palabras de un conglomerado de voces discordantes a lo largo de los siglos? Para Economía y Sociedad, ¿leemos las palabras de un erudito sociólogo o las palabras de Marianne Weber?

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