Saturday, January 10, 2015

La práctica ecdótica

Muchos textos antiguos, sean seculares o religiosos, llegan a nuestros días en condiciones históricas similares: lo más común es que los manuscritos originales se hayan perdido en las arenas del tiempo. Lo más cercano al manuscrito original son copias hechas a mano y escritas en una lengua antigua como copto, siriaco, griego, armenio, latín, hebreo, etc. La mayoría de nosotros jamás hemos visto una sola palabra escrita en esas lenguas; no podríamos distinguir ni siquiera una letra, mucho menos una palabra —ya ni mencionar la posibilidad de entender la idea de un párrafo completo, un capítulo, un libro o una colección entera de libros; además, conceptos como «párrafo» o «capítulo» no eran conceptos usuales en la época histórica de dichas copias.

Entonces, para llegar a entender hoy lo que se quería comunicar de origen en un texto antiguo, como lo escrito por Lucrecio o los textos que forman lo que ahora se conoce como Nuevo Testamento, dependemos de una serie de especialistas. Una compleja cadena de transmisión histórica, transcripciones y traducciones, hasta la publicación contemporánea de un libro que podamos tener en nuestras manos y ante nuestros ojos.

En primera instancia, dependemos del trabajo de especialistas en ecdótica para saber cuáles podrían haber sido las palabras escritas por la mano del autor original. Estos especialistas pueden reconocer mucho más de lenguas antiguas que la mayoría de nosotros jamás podremos y, además, tienen acceso directo a esos textos antiguos. No sólo pueden hojear los textos sino que pueden examinarlos detalladamente de muchas maneras; por ejemplo, para estimar la antigüedad del material físico en el cual está impregnada la tinta, para estimar la antigüedad del tipo de tinta, para examinar la diferencia de antigüedad de las posibles diferentes capas de textos sobrepuestos en el mismo soporte físico, etc.

La práctica ecdótica incluye distinguir dos hechos: la composición del texto original y la transcripción del texto copiado, para luego estimar las posibles diferencias en antigüedad de esos dos hechos por separado. En ocasiones esos hechos están separados por siglos enteros; tal es el caso de la mayoría de las copias de los textos del Nuevo Testamento. Asimismo, un análisis similar se hace para estimar la diferencia en antigüedad entre las diferentes copias existentes.

El trabajo del especialista en ecdótica se torna especialmente complejo al enfrentarse con múltiples copias discrepantes del mismo texto; es decir, copias con multitud de diferencias entre sí. La complejidad aumenta entre más copias existan pues un mayor número de copias significa un mayor número de diferencias. Hay muchos tipos de diferencias que deben considerarse al hacer un intento por reconstruir lo que podría haber sido el texto original. Los especialistas suelen debatir para intentar lograr algún acuerdo, pero con igual frecuencia tan sólo se logran acuerdos parciales y a veces irreconciliables desacuerdos.

En la siguiente ocasión comentaré más acerca de las implicaciones de dichos acuerdos parciales y controversias. Además, hay otros tipos de especialistas por mencionar en la cadena de transmisión histórica.

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